miércoles, 1 de diciembre de 2010


Dime que si te doy la espalda contaras los lunares que te quedan para alcanzarme, que no me dejarás marchar, que aunque me corte el ombligo sabrás encontrar donde nacen mis ideas y las grabarás en una de esas cintas viejas para que nadie las pueda escuchar, porque son tuyas y mías, solo tuyas y mías..

Y algún otro 2 de diciembre cuando el corazón apriete y los pájaros vuelvan a volar echaré de menos el saber esperar, las cornisas vacías, las ganas de susurrar insensateces en tu oído, y algún que otro beso furtivo cuando nadie sabia mirar.

Dame un abrazo vacío, medio cojo y desgarrado, que no sepa caminar, que mi alma encaprichada, cansada de ver despistes de los que huelen a cicatrices, lo guardará en su regazo, en su nana de mar…





Laura Boalan ~

miércoles, 28 de abril de 2010


Le doy otra calada a la vida y me sumerjo en una de sus vueltas, áspera como una mañana de resaca en la lengua.

Sacaré las espinas, pero no las dejaré escapar, después de tanto tiempo se les termina cogiendo cariño a eso que, particularmente tuyo, ha ido dañando tu espectro.

Mirada transgresiva y un ataque semimortal al corazón, encima de la encimera el altavoz y un montón de colillas de la noche anterior, que antes de sangrar las heridas prefiero quemar poco a poco el pulmón de la apatía, no es por rebeldía, es por acritud y un poquito de vinagre en las arterias.

Y sin embargo, me apetece…
ponme una flor en el pelo, de esas rojas como pimientos, y dime que soy preciosa, como la libertad. Y vámonos de cuclillas, escapémonos de esta ternura pegajosa de verano, y creemos nuestra propia pompa de amor, porque el amor que pintan es solo un esbozo de lo que tengo para ti.



~ Laura Boalan

viernes, 9 de abril de 2010


Camino entre círculos de ilusiones
y veo tu nombre tejido entre mis paredes,
ya no se si llueve, si hace frío o saldrá el sol,
por si acaso cogeré el abrigo y lo meteré en la maleta
antes de viajar.

Busco una ventana para saltar al vacío de la locura
y dejar de razonar cada músculo que muevo.
Es difícil dejarse llevar cuando has perdido
la mitad de los huesos
en alguna búsqueda existencial.

Ya no busco el corazón en los ojos de la gente.
se que eso es imposible, ya nadie es trasparente.

Yo soy la figura que camina, entre la verdad y la mentira,
la vida y la muerte.
Y tengo sabor a olvido, pero de los que duelen,
de los que dejan cicatrices entre los enseres

Y lo único que me suele salvar
de esta insípida cordura
es el tanque blindado de tus abrazos.





Laura Boalan

lunes, 8 de marzo de 2010


Y te voy a echar de menos, te voy a echar de menos, y voy a convertirme en hielo para cuando llegue el verano derretirme y correr en forma de río hasta tus párpados sombríos, hasta tus pupilas descoloradas, de tantos pensamientos negros que pueblan tu alma.

¿Sabes el sabor de este sueño? Es un poco ácido, como los limones, pero fresco, sabe a mañana temprana buscando quesitos frescos, sabe a mermelada en la tostada, sabe a deshielo carnavalero, y a todas las cosas insanas que invaden mi cuerpo, sabe a que nos vamos a escapar cuando llegue enero, el próximo enero nevado, el próximo lunes sin cielo.

Me pides un cuento y yo te lo cuento, pero siempre me lo invento, y tu quieres realidad
y a mi me gusta volar sin techos, con las alas bien grandes, como planeadores de acero.
Te pones taciturno y me esquivas y entonces siento que estas lejos, que me miras desde millones de años luz aunque este rozando tu cuerpo, ¿no te resulta extraño tanto revuelo? De la mota de un polvo puede nacer una montaña, de una gota un aguacero.

Pero tu eres un romántico, y tienes permiso para serlo, yo soy la roca que choca contra el viendo y se sacude, solo un par de milímetros, cuando no hay mas remedio.

Te voy a echar de menos.





- Laura Boalan -

viernes, 15 de enero de 2010

La luna de mi perro.


Tengo un perro en la luna
que ladra cuando te oye llegar.
No esta enfadado, solo te saluda.
Hay gente que se asusta cuando le ven ladrar,
él solo trata de expresarse,
pero no son capaces de verle volar.

Y la gente, al correr, le llena de arena los oídos..
Y mi perro, cansado, empieza a maullar,
que parece que gusta más y asusta menos..

Pero él.. él no es feliz así.
Él no quería que le acariciaran las orejas.
Él solo quería dejarse querer.
Él solo quería tener de que hablar.







Se me ocurren mil malicias en tu espalda..